jueves, 28 de marzo de 2013

22 de Marzo de 2013 Presentación de "El ferrocarril espectro" tercera novela de la serie. Casa de Asturias en León.



Tengo que agradecer, en primer lugar a la Junta Directiva de la Casa de Asturias, el detalle de dejarme presentar las novelas de  Miranda Roblenuevo en su salón de actos. Ya es la segunda. La verdad es que me siento como en casa. Como además los nuevos directivos acaban de comenzar su mandato, les deseo lo mejor y que todo les salga bien en los próximos cuatro años. También tengo que dar las gracias al Club Baloncesto Aros y a su cuerpo técnico con Moses a la cabeza, por su colaboración. También a Toño y a los equipos de fútbol de la Casa de Asturias.





Cuando mis contertulios, María Cantalapiedra y David Fernández Sifres, terminaron su intervención, la verdad, me apetecía irme a casa y no decir nada para no estropearlo. Dieron categoría al acto con su simpatía y su espíritu joven y literario. Lo mismo me ocurrió cuando presenté la segunda novela "Los secretos de la mansión de la escoria". En esa ocasión me acompañaban Beatriz Berrocal y Carlos García Valverde.
A María la conocía desde los tiempos de la Universidad. La recuerdo incluso haciéndome una divertida entrevista cuando yo tocaba en un grupo de pop llamado Los Talentos. Cuando acabamos la carrera le perdí un poco la pista hasta que, el año pasado, volví a contactar con ella de la manera más rocambolesca. Estaba yo en el taller donde arreglo mi moto, charlando con Ángel, el encargado, cuando éste me preguntó si conocía a una tal María Cantalapiedra que también escribía novelas. Le respondí que la conocía pero que hacía tiempo que no la veía. Ángel, buen vendedor, me encasquetó una novela de María titulada "Lolo" que leí inmediatamente. La novela me gustó mucho y no me quedó más remedio que llamar a su autora para felicitarla y a ser posible tomar un café y charlar un poco. Rápidamente la invité a participar en la presentación de "El ferrocarril espectro" y ella aceptó, como lo encantadora que es, diciéndome: "este viernes, perfecto". "No, es el viernes 22 de Marzo de 2013" la respondí yo (estábamos en septiembre u octubre). En los días subsiguientes di buena cuenta de su segunda novela "Auyantepui" que tambíén me encantó. Se trata de una novela de aventuras y viajes, de amor y desamor, de sensibilidad y de relaciones. Deliciosa. Es de las que puedes seguir en los mapas el itinerario de la protagonista. Una gozada.
A David le conocí de la manera más tonta. Llevaba varios días pasando por una librería de León buscando su última publicación "El faro de la mujer ausente", por la que había recibido el premio Alandar. El día que finalmente la recibieron, me puse a ojearla y una de las dependientas me comentó que precisamente David estaba en el mostrador ojeando otra novela. Me acerqué a saludarle y felicitarle por sus premios y resulta que la novela que él estaba ojeando era, caprichos del destino, "El enigma de la ermita de los panzudos". La casualidad había resultado ciertamente simpática. Ya nos hicimos amigos y, por supuesto, cómplices literarios. Recuerdo un comentario anecdótico suyo, cuando le pregunté si tenía algún truco para ganar tantos concursos literarios, él, con gesto cachondo, me respondió "hombre, Senén, ayudaría mucho que te presentases a alguno"
Agradezco de corazón a los dos, María y David, el detalle de participar en esta presentación. Nunca lo olvidaré.

Así como para la ambientación de "El enigma de la ermita de los panzudos" me inspiré en los paisajes de la montaña leonesa y "Los secretos de la mansión de la escoria" se desarrolla claramente en la costa asturiana, en "El ferrocarril espectro" la acción se traslada a las tierras del sur de León. Un inhóspito páramo esconde los secretos de una legendaria ciudad perdida. Yermos campos y pueblos con regusto a adobe en el ambiente, acogen a los protagonistas de esta nueva aventura.
La novedad radica en las ilustraciones. La verdad es que yo siempre había sido un poco reacio a plasmar dibujos en mis novelas. Creía, erróneamente, que le daban un aire más infantil. Sin embargo, los dibujos de mi hermano Pablo han conferido una nueva dimensión al argumento y a los personajes, mejorando, sin duda, la impresión final del lector. En un principio no nos poníamos de acuerdo en el método. Yo entendía que los grabados tenían que salir única y exclusivamente de su imaginación de dibujante, mientras que él insistía en que le explicase qué dibujos quería que me hiciera. Yo le envié horrendos e infantiles bocetos intentando plasmar cómo me imaginaba las escenas que quería. Al final, afortunadamente para todos, Pablo pasó totalmente de mis bizarros garabatos y dibujó lo que le dio la real gana, resultando absolutamente espectacular.
Gracias a todos por acudir a la presentación. Espero que disfrutéis con la nueva novela de Miranda Roblenuevo: "El ferrocarril espectro".

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