miércoles, 30 de diciembre de 2015

18 de Diciembre de 2015. Presentación de "El Miserere olvidado" en el Salón de los Reyes del Ayuntamiento de León



Siempre digo que es un honor que tanta gente acuda a las presentaciones de mis novelas. Pienso que con la cantidad de cosas que hay que hacer, el hecho de que tantos amigos se molesten en hacer acto de presencia significa que algo les debe importar lo que yo escribo, o bien que me quieren mucho. En cualquiera de los dos casos, es un honor. 
Tengo que dar las gracias a mucha gente y debo comenzar, sin duda, por el propio Ayuntamiento de León, que ha colaborado de principio a fin y me han permitido la utilización del Ilustre Salón de los Reyes. Gracias a Pedro Llamas, concejal de comercio, consumo y fiestas por presentar el acto y dar, de este modo, una gran relevancia a la presentación. Le envío un saludo muy fuerte a Senador González, del departamento de cultura del Ayuntamiento de León que no pudo acudir muy a su pesar.
Gracias a mi hija Miranda y mi mujer Belén, que han inspirado estas novelas y que me aguantan cada día, cuando no estoy inspirado y cuando lo estoy, que no sé qué será peor. 
También a mi socio y compañero de fatigas, Javier Álvarez Nogal, por su apoyo incondicional en todo momento; no es que yo me ponga a escribir en el despacho, pero no cabe duda que un evento de esta naturaleza distorsiona el normal devenir de nuestra vida profesional. 
También a mi gran amigo Fidel Tomé, compañero en Plaza Mayor y a su hermana Mercedes, que me han ayudado con la gran cantidad de frases en latín que aparecen a todo lo largo y ancho de "El Miserere olvidado" y que me han recordado lo mucho que se me ha olvidado esa lengua desde los tiempos del instituto.
A las cuatro o cinco personas, ellas saben quienes son, que leen mis novelas cuando todavía son meros manuscritos y descubren todos aquellos fallos que, por mucho que yo relea, no alcanzaré a detectar jamás.
A mi queridísima amiga Loli, Loli López Escobar, que interpretó conmigo al inicio de la presentación la canción "Confía en tu corazón" que compuse para el personaje y, como no, para mi hija Miranda. Le pasé a Loli la maqueta por wasap con mi voz y la guitarra y al día siguiente me reenvió el mismo wasap ya con las voces sacadas y todo. Gracias también a su hijo Dani que sé que le echó una mano.
Gracias a Román Álvarez, ese hombre singular, de los que debería existir uno cada cuatro o cinco habitantes en el globo terráqueo. Le conocí protagonizando un reportaje para un informativo de Cuatro. El motivo del documental era la construcción, por parte del bueno de Román, de una biblioteca en el pintoresco pueblo de Abelgas, a partir de una vieja panadería de su familia. "Cómo me gustaría que mis novelas estuviesen en esa biblioteca" pensé. Un lluvioso y frío domingo me arriesgué y me acerqué hasta Abelgas para conocer la biblioteca y de paso, si tenía suerte, pillar a Román por allí descansando de sus labores como catedrático en la Facultad de Filología Inglesa de Salamanca. Y le pillé allí. La del bar me puso al corriente de todos sus horarios. "Se fue a comer con un pariente suyo, pero luego tiene que pasar por aquí antes de marchar para Salamanca". Aproveché para conocer la biblioteca de la mano del alcalde del pueblo, quien me la mostró orgulloso. Os la recomiendo a todos. Es una visita que merece la pena realizar. No os penséis que os vais a encontrar un momumento o una magnífica obra de ingeniería. Lo único que tiene de especial es el espíritu que la impregna. El sabor del anonimato y de la humildad de las cosas hechas por pura devoción. Tiene muchos libros de todas clases, una mesa con un cuaderno donde la gente anota lo que se lleva, una estufa y una ventana desde la que se ve todo el pueblo. Así de sencillo, pero con tanta magia... Le pillé a punto de emprender su viaje de vuelta a Salamanca, pero tuvimos tiempo de tomar un café y charlar un rato. "Estuve dudando entre cambiar de coche o hacer la biblioteca" me dijo, socarrón...

Gracias, por supuesto, a mi hermano Pablo, el ilustrador de las aventuras de Miranda Roblenuevo que ha puesto imagen a un personaje que, hasta sus primeros bocetos, sólo existía en mi imaginación y en la de los lectores, dando un toque de calidad a la serie. Ya nadie se la imagina de otro modo. Me ha hecho mucha ilusión que pudiese estar presente en este día pues es la primera vez que la distancia le permite acudir a una de estas presentaciones. Le agradezco inmensamente su esfuerzo, pues me consta que se deja la piel en largas jornadas sobre el papel para tener listos a tiempo sus dibujos. Debo extender mi agradecimiento a su hija Michelle y su mujer Olia por las horas que la Roblenuevo les roba a su padre y marido. ¿O quizás me deberían dar las gracias ellas a mí? 
 ¿Merece la pena escribir una novela? Con que sólo un chaval la lea, ya merece la pena.
Gracias a todos.
Senén